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¿Para qué el trabajo de las constelaciones sistémicas Wise?

Dice un proverbio chino, el que no conoce su aldea de origen jamás encontrará la aldea que busca.

 

Toda familia posee una fuerte unión interna, sin importar si somos conscientes o no. Los hijos comparten las cargas y energías de sus familias, de su sistema, de su transgeneracional, sin importar cuantas generaciones hayan pasado. 

 

Y en este sentido, como todo sistema, se rige por unas leyes y unos órdenes.

 

Los órdenes son en parte el origen de mucho sufrimiento en las familias. Por eso hay que tomarlos en cuenta, porque cuando son percibidos y respetados, son fuente de cambios importantes que producen una energía diferente y mucha paz interior.

 

Cada uno de nosotros se encuentra vinculados profundamente con su propia familia, con sus padres, con sus hermanos y con sus antepasados. No importa si te separaron de tus padres o de alguno de ellos cuando eras pequeño o pequeña, sigues compartiendo cargas, sentimientos y destino con ese progenitor. Los vínculos con la propia familia, sus semejanzas y puntos comunes van mucho más allá de lo que normalmente somos conscientes.

 

Muchas veces creemos que solo los familiares que conocemos, queremos o despreciamos y rechazamos, tuvieron influencia sobre nosotros y son importantes. Sin embargo, necesitamos reconocer que hay vínculos invisibles e imperceptibles con los miembros de nuestra familia, los conozcamos o no. Ni siquiera es necesario que hayamos oído nunca hablar de ellos.

 

La familia es un sistema o campo energético compacto en el cual rigen reglas definidas, y a pesar de que no podemos decir que se cumplen en el 100% de las personas, porque regularmente existen las excepciones”, las podemos ver repetirse de manera constante.

 

Realizar este trabajo tiene una repercusión muy importante en la vida de todos los miembros del sistema, sobre todo los hijos, las nuevas generaciones, quienes manifiestan esas cargas en los diferentes ámbitos de sus vidas, porque inconscientemente perciben las energías, las guardan y las viven.

 

A pesar de esto, no podemos medir el impacto en todos los hijos de igual manera. Por ejemplo: un hijo puede estar vinculado al padre, otro, a la tía, otro al abuelo, etc. Regularmente, hay mayor vinculación con el ancestro del mismo género.

 

Por otro lado, si en la familia ha habido destinos trágicos en el pasado, el hijo único tiene una carga muy pesada. Igualmente, si todos son varones y una ancestra tuvo un destino trágico, uno de ellos, a pesar de no ser mujer, puede identificarse con esa ancestra y vivirlo de igual manera.

 

En definitiva, el trabajo de las constelaciones ayuda a tomar conciencia de la influencia de la familia y de sus vínculos y propicia una fuerza mayor que impulsa a la solución y la sanación.